La fiebre de la pesca,ha contagiado a mi mujer.Tanto,que en vez de ir ella conmigo,tengo que ir yo con ella.
El fin de semana pasado,nos despertamos temprano,con mi horario normal para ir a hacer spinning,miro la caña y hago un repaso de lo que sera la jornada:
deserocar la caña de la doña,pelarle gambas,preparar engodo... el spinning queda descartado.
Llegamos al pesquero y nada fuera de lo normal,la doña,"a plomo"(como ella lo denomina),captura unas fulas,unos gueldes y sigue quedando enganchada a la pesca,mientras yo pruebo suerte con la boya.
Para una vez que no llevo la caña de spinning,hacen acto de presencia un buen bando de pejerey,que le vamos a hacer...
Para totalmente la actividad,presumiblemente después de la aparición de los "reyes",pero mi boyita,timidamente se hunde y clavo.
Sale este pequeño abade,que fue fotografiado y devuelto al agua rápidamente.
Foto de la doña,para una jornada redonda a su favor,tan solo faltó que cogiera alguna pieza equivalente al tamaño de las ganas mostradas.Por su culpa,estoy cogiéndole otra vez el gustillo a esta modalidad,aunque sea a la fuerza.